Las 10 mejores películas del 2024
Se tardó en arrancar, pero eventualmente, el pasado año proveyó una variada selección de excelentes largometrajes que caben recordar y celebrar.
Quizá no lo parecerá, y para mediados de junio -cuando apenas tenía dos o tres filmes en consideración para esta lista-, ciertamente no lo parecía para mí, pero el 2024 fue un sólido año para el cine, siempre y cuando su definición de “cine” no se limite a lo que salió de Hollywood. Las huelgas del 2023 afectaron drásticamente el calendario de estrenos, por un lado posponiendo algunos para el 2025, y por otro dejándonos varios fines de semana sin novedades en la pantalla grande. Y si hay algo que me irrita como espectador, es ojear la cartelera y no tener nada que ver.
Dicho eso, igual acabé viendo casi 400 filmes este año, y de estos alrededor de un tercio fueron estrenos, así que no es como si mi consumo cinematográfico se vio drásticamente reducido. De los clásicos que descubrí les estaré contando la semana entrante, y hablando de clásicos, aprovecho la ocasión para informarles que el proyecto de cine de repertorio de Retro Tuesdays continuará en el 2025, y estoy loco por poder revelarles todo lo que estaremos proyectando para ustedes.
Pero regresando al año que aún no termina, antes de hablarles de mis 10 favoritas, aquí les van algunas menciones honorables:
Megalopolis y Horizon: An American Saga - Francis Ford Coppola y Kevin Costner invirtieron su propio dinero en la producción de sus “passion projects” y -con todo y sus imperfecciones- fueron de las propuestas más osadas y cautivantes que vi este año hechas por dos indiscutibles maestros del medio.
Challengers y Queer - Hacer una excelente película al año es ya de por sí una hazaña, pero ¿hacer dos? Son contados los cineastas capaces de realizar esa gesta, y Luca Guadagnino está entre ellos.
Dune: Part 2 y Nosferatu - Una pareja de espectáculos visuales dignos del formato IMAX. El primero me consta porque lo vi dos veces en esa pantalla, mientras que el segundo lo estaré confirmando en los próximos días.
Conclave y September 5 - Uno de mis subgéneros favoritos es “actorazos atrapados en un mismo espacio discutiendo muy seriamente”, y estos fueron dos excelentes ejemplos de este.
I Saw the TV Glow y The People's Joker - Dos ejemplares exponentes el cine trans, hechos por cineastas trans, contrario a la pésima Emilia Pérez, cuyas continuas alabanzas son el mayor disparate del año.
Kill y Rebel Ridge - La película de acción del año se hizo en India, y es tremenda. La segunda mejor estrenó en Netflix, y es un crimen que no se haya proyectado en los cines.
Longlegs y The First Omen - El 2024 fue un muy buen año para el horror, y estos memorables filmes de los directores Oz Perkins y Arkasha Stevenson son tan solo dos pruebas de ello.
Me, Chime y C'est pas moi - Tres extraordinarios cortometrajes, dirigido por los maestros Don Hertzfeldt, Kiyoshi Kurosawa y Leos Carax, respectivamente, que por un momento consideré colocarlos en un triple empate en el Top 10 (por aquello de sumar sus duraciones).
Y ahora, las 10 mejores películas del 2024.
10. Look Back
El 2024 no fue un año muy memorable en animación. Luego de tener tres cintas animadas en mi Top 10 del 2023, por un momento creí que esta lista acabaría sin ningún exponente de este medio que tanto me fascina, y así estuvo hasta hace más o menos un mes, cuando di con esta joyita del director Kiyotaka Oshiyama. Basada en un one-shot manga del artista Tatsuki Fujimoto -creador de de la mega popular Chainsaw Man-, la cautivante historia gira en torno a la amistad que surge entre dos mujeres, desde la infancia hasta la adultez, cuando descubren una profunda admiración mutua por las tirillas cómicas que ambas publican por separado en el periódico de la escuela. En menos de 60 minutos, Fujimoto y Kiyotaka logran resumir hermosamente décadas de vida, exaltando cómo el arte nos ayuda a salir de nuestros capullos, crear conexiones, y hasta sanar las más dolorosas heridas.
9. Hard Truths
Con su más reciente trabajo, el británico Mike Leigh nos recuerda por qué continúa siendo uno de los mayores humanistas del séptimo arte. En lo que pudiera describirse como la antítesis de su propia Happy-Go-Lucky (2008) -en la que Sally Hawkins interpretó a una mujer con un optimismo inquebrantable y una positividad irritante-, Leigh nos presenta el otro lado de esa moneda en la forma de “Pansy”, posiblemente la persona más amargada y grosera del planeta. Soberbiamente encarnada por Marianne Jean-Baptiste -protagonista de la magistral Secrets & Lies (1996), también dirigida por Leigh-, la veterana actriz se esfuerza por hacer que el personaje caiga de la peor manera posible, pero el verdadero acto de magia yace en cómo, incluso después de todos los insultos y despechos, nos acerca a la fuente de su desdén, y nos permite empatizar con su aguda tristeza.
8. The Substance
Hay películas que nos obligan a hurgar en su superficie para dar con su tesis, y hay otras que prácticamente nos restriegan su mensaje en la cara. Por lo general, suelo preferir las primeras, pero hay temas que requieren la contundencia de las segundas. The Substance no tanto lo restriega como más bien lo secreta, lo suda y lo vomita. La palabra “sutileza” no está en el vocabulario cinematográfico empleado por la directora y guionista Coralie Fargeat, quien no deja absolutamente nada abierto a la interpretación en esta retorcida sátira acerca de las injustas e irrazonables presiones impuestas sobre las mujeres, particularmente aquellas que viven sometidas a diario al escrutinio público por su apariencia física. O sea: todas.
7. The Beast
Léa Sydoux y George Mackay protagonizan este fascinante largometraje acerca dos personas que se reencuentran y reenamoran a través del tiempo, desde principios del siglo 20 hasta décadas en nuestro futuro, cuando la inteligencia artificial lentamente nos ha removido todo lo que nos hace humanos, al punto de ser capaz de borrar todo trauma de nuestras vidas pasadas. Esta no es la primera vez que el director francés Bertrand Bonello explora cómo el pasado siempre está presente en nuestras vidas, pero nunca lo había trabajado de una forma tan enigmática como lo hace aquí, apoyándose de elementos de la ciencia ficción para expresar lo que debería ser una obviedad, pero no está de más recordarlo: que mientras vivamos como prisioneros de los fantasmas del pasado, o la ansiedad del futuro, jamás podremos existir plenamente en el presente.
6. Anora
A través de sus 20 años de carrera, el director Sean Baker se ha convertido en el santo patrón de los marginados sin jamás haber incurrido en el miserabilismo del que pecan muchos de sus contemporáneos. Sus películas sí retratan las precarias situaciones económicas que atraviesan estas personas, mas no permite que estas sean lo que las defina. Con Anora -ganadora de la Palma de Oro en Cannes- el cineasta estadounidense continúa su misión de derrumbar estigmas y pisotear estereotipos, apuntando su cámara a estos rincones ignorados de la sociedad,donde cada individuo podría inspirar un sinnúmero de filmes, para demostrar que también hay risas, amor y divertidas sandeces en estos lugares.
5. Furiosa
Meses después de su fracaso taquillero, aún sigo lamentando el que esta imponente épica de acción no haya sigo acogida por el público. La pantalla grande no veía un espectáculo post-apocalíptico de este calibre desde… pues, su predecesor, Mad Max: Fury Road, convirtiéndose en la rara precuela que enriquece e, incluso, mejora al filme que estrenó antes. Sé que Furiosa será estudiada y celebrada por décadas, y su mito vivirá por siempre en el Valhalla del cine, pero igual no deja de ser deprimente que un director del montón como Shawn Levy será ridículamente recompensado -profesional y económicamente- por supervisar la producción de uno de los hits más fáciles y seguros del año, mientras un cineasta “de tres pares” de la talla de George Miller probablemente jamás volverá a tener la oportunidad de dirigir una de estas maravillas.
4. No Other Land
El estreno más importante, necesario y relevante del año aún no tiene distribuidor en Estados Unidos, lo cual no debería sorprender, pues la potencia mundial lleva más de año colaborando en el exterminio de Palestina, donde se rodó este documental que retrata la devastación perpetrada por el estado de Israel en el territorio conocido como Masafer Yatta, así como el desplazamiento despiadado de sus habitantes. Filmado entre el 2019 y el 2023, meses antes de que comenzase el genocidio que aún se mantiene transmitido a diario por las redes sociales, el proyecto nace de la inusual amistad que surgió entre un activista de la localidad y un periodista israelí pro-palestina. Y más allá del dolor y la rabia que provoca el ver a madres llorando a sus hijos, o niños observando cómo tanques destruyen sus parques y escuelas, resulta aún más desgarrador ver estas imágenes y ponderar cuántas de estas personas ya no existen.
3. Nickel Boys
La clase de obra que al descubrirla me recuerda por qué he decidido dedicar gran parte de mi vida a la apreciación del cine. En esta extraordinaria adaptación de la novela homónima de Colson Whitehead, el director RaMell Ross realiza el trabajo directorial más magistral del 2024, utilizando la cámara de una forma tan singular como osada para colocarnos en los zapatos de una pareja de amigos que sobrevivió varios años de maltrato y tortura en un reformatorio de Florida durante la década del 60. Pero los laureles Ross trascienden sus proezas detrás de la cámara -que cuentan con la sublime cinematografía de Jomy Ray- y se extienden a las técnicas que emplea del cine documental para difuminar la división entre la realidad de los hechos y la interpretación artística de la ficción, logrando una experiencia sin igual que honra a las víctimas sin reducirlas a ser solamente eso.
2. Evil Does Not Exist
Durante varios meses, esta fue para mí la mejor película del año, y es posible que aún lo sea, pero eso solo lo confirmaré con el paso del tiempo. Veremos qué pasa cuando elija lo mejor de la década, pero independientemente de la irrelevante posición que ocupe en esta o futura listas, el estupendo filme del director Ryusuke Hamaguchi (Drive My Car) dejó una indeleble impresión en mí desde la primera y única vez que lo vi. La aseveración que figura en el título es relativamente correcta: la maldad no existe, al menos no en la naturaleza, pero el capitalismo sí existe, y la maldad está intrínsecamente atada a este. Así lo constata esta misteriosa e hipnotizante fábula -con el final más inolvidable e impactante del 2024, y una banda sonora de ensueño a cargo de Eiko Ishibashi- acerca de cómo la urbanización y el progreso trastornan las vidas de un tranquilo poblado a las afueras de Tokio.
1. The Brutalist
Cuando los críticos decimos que “ya no las hacen como antes", nos referimos a películas como esta monumental pieza del director Brady Corbet. El mítico “American Dream” es desenmascarado como lo que verdaderamente es: el “American Nightmare”, en este épico drama que abarca alrededor de medio siglo de historia, siguiendo los pasos de un arquitecto húngaro que emigra a Estados Unidos huyendo de los nazis. Su turbulenta odisea sirve de espejo a todos los males del pasado, presente y futuro de la nación al norte, desde el nacionalismo blanco cristo-fascista que siempre ha dominado sus altas esferas de poder, hasta su racismo innato, la actual crisis de los opioides y su perenne desdén por los inmigrantes. A pesar de tan solo contar con un presupuesto de $10 “míseros” millones, Corbet consigue realizar un filme de época de tres horas y media de duración -en el que evoca a maestros de la talla de Coppola, Cimino y Bertolucci- que se siente gigantesco, tanto en escala como en ambición.