Monjas, fantasmas, Godzilla y puercas asesinas
Marzo nos dio un poco de todo, excepto un estreno verdaderamente memorable.
Antes de que se me agiten, Dune: Part 2 estrenó en Puerto Rico el 29 de febrero, así que para propósitos de este boletín, no es un estreno de marzo.
Sé que prometí la reseña hace semanas, pero últimamente me he visto falto de inspiración y/o motivación para sentarme a escribir. Quizá se deba a la clase de películas que están saliendo, o quizás es que estoy atravesando uno de esos periodos en los que me pregunto cuál es el punto de seguir realizando este ejercicio. Creo que el fin de Molusco y los Reyes de la Punta, el pasado 14 de febrero, me afectó más de lo que pensaba. Era el único espacio que me quedaba en un medio masivo tradicional desde mi salida del periódico en el 2017, y aunque no era un trabajo per se (salvo dos veces que SBS logró vender el segmento, nunca cobré por él durante los más de 12 años que lo estuve haciendo), sí le encontraba valor a mi continua presencia en el programa. No solo me daba un grado de exposición, sino también un propósito. Esto de hacer crítica de cine puede una vocación bastante solitaria, una conversación entre la página en blanco y yo, pero en la radio sentía que llegaba directamente a la gente, y el hecho de tener una cita semanal en la que por 15 minutos podía hablar de películas, me motivaba a tener que estar al día con lo último en la cartelera. No que haya dejado de estarlo, ya que este mes vi prácticametne todo lo que llegó a nuestros cines, pero… sí, el periodista en mí extraña trabajar para un medio. Sé que tengo Youtube, los podcasts, este boletín y las redes sociales, pero pues, digamos que entiendo al personaje de “Tony Soprano” cuando dijo “I came in at the end. The best is over”, describiendo a la mafia. En mi caso, sería al periodismo.
Anyway, sorry por el oversharing. Regresamos a la programación regular.
Como les mencione, a pesar de no haber escrito reseñas durante las pasadas semanas, he continuado yendo al cine al mismo ritmo de siempre. Sobre Dune: Part 2, la vi dos veces y me gustó más la segunda vez. Sin embargo, no salí gritando “¡¡LISAN-AL-GAIB!!”. Aquí les comparto lo que escribí en la entrada de la reseña que nunca acabé:
No hay nada triunfal en Dune: Part 2, esto a pesar de ser una producción colmada de triunfos cinematográficos. Es una tragedia disfrazada de victoria, protagonizada por quienes terminan siendo los villanos -no los héroes-, en un claro esfuerzo por subvertir el arquetípico hero's journey de Joseph Campbell. La película comienza con los personajes principales cargando los restos de una persona y acaba con la promesa de que morirán miles de millones más, todo editado al compás de la ostentosa banda sonora del maestro Hans Zimmer, cuyo tema central -acentuado por el más exquisito uso de sintetizadores- subraya el sentido de melancolía que acompaña y se queda con uno incluso mucho después de abandonar la sala. La experiencia de verla, particularmente en formato IMAX, revalida a la vez que multiplica todas las virtudes expuestas en la memorable primera parte, también realizada por el canadiense Denis Villeneuve, quien en los pasados diez años se ha dado a conocer en el género de la ciencia ficción como un artista más que capaz de sumergir al público en fantásticos entornos en los que la arquitectura brutalista impera al punto de prácticamente asfixiar las emociones humanas. Sin embargo, todo el apabullante espectáculo que despliega ante nosotros no logra esconder el sombrío tono de su argumento. Los grandes ganadores de la historia que aquí se cuenta -basada en la segunda mitad del libro homónimo de Frank Herbert, publicado en 1965- lo son el colonialismo y el fundamentalismo religioso, y justo en tiempos cuando ambos de estos males se encuentran cometiendo las más viles atrocidades en Palestina, resulta un tanto difícil dejarse llevar meramente por el cautivante poder de las imágenes que, en efecto, son muy poderosas.
Estuve varios días “metiéndole mano” a la reseña, pero por más que traté, nunca me salió. Es una película fácil de admirar pero -al menos para mí- difícil de querer, similar a Lawrence of Arabia o The Last Temptation of Christ, dos largometrajes con los que comparte múltiples similitudes tanto narrativas como temáticas. Supongo que estas asperezas son parte de lo que la hacen distinguirse. Si quisieran conocer más acerca de mis pensamientos sobre ella, les invito a ver o escuchar este episodio de Desmenuzando:
La secuela de Dune estrenó el mismo día que otra segunda parte: Chona 2: La puerca asesina. Quien me conoce sabe que soy un vehemente propulsor de que en Puerto Rico se hagan más películas de género -de horror, acción y ciencia ficción- que sean buenas, mediocres, malas y pésimas, y esta tiene una pata en cada uno de esos índices de calidad. Mientra por un lado este kaiju criollo tiene su encanto como B-movie (particularmente en lo que se refiere al buen uso de efectos especiales y las actuaciones de Luis Gonzaga, Alejandro Carpio y Kiko Blade), el libreto deja mucho que desear, con chistes anticuados y un pobre desarrollo de la trama que no aprovecha el potencial de su absurda premisa.
Y hablando de decepcionantes secuelas, Ghostbusters: Frozen Empire es para esta franquicia lo que Jurassic World: Dominion fue para la suya: un junte de generaciones sin la más mínima idea de cómo hacer que ambos repartos -el nuevo y el viejo- compartan efectivamente la pantalla. El regreso de los cazafantasmas a Nueva York no trae nada nuevo a la serie más allá de poder apuntar a momentos y lugares icónicos de la cinta de 1984 para poder apelar a la nostalgia barata. Creo que ya es tiempo de aceptar que la película original estuvo perfecta y estrictamente OK y que ninguna de sus secuelas ha sabido como expandir este universo ni desarrollar sus personajes. Ghostbusters es memorable porque juntó a esos actores y los puso a hacer chistes dentro de un escenario fantástico, y sorry haters, pero la única secuela que se ha acercado a repetir esa fórmula y hacerlo bien lo fue la del 2016.
Quedándonos en los 80, el pasado viernes vi el remake de Road House dirigido por Doug Liman y protagonizado Jake Gyllenhaal. Aunque pudiera decirse que sus últimos veintipico de minutos la “salvan”, los cien que van antes los encontré bastante difíciles de digerir, especialmente por lo mal concebidas que están las secuencias de acción, en la que abusan de los efectos digitales. Tonalmente también es un desmadre. Liman jamás se decide entre rendir tributo a lo viejo o hacer algo nuevo con el mismo concepto, por lo que termina siendo una película sin carácter propio. La Road House original es una tonta-gran película. Esta es solo tonta, y quien único en el reparto parece estar consciente de esto lo es Connor McGregor como el ridículo villano. Es una de las peores actuaciones que he visto en años, pero perfecta para lo que este remake debió ser.
En cuanto a Immaculate, fue al cine a ver monjas satánicas y eso es exactamente lo que vi, así que salí satisfecho. Sydney Sweeney no me habrá impresionado en Anyone But You, pero aquí recurre a la misma caótica energía que manifestó en Euphoria, y eso es justo lo que necesitaba esta retorcida historia acerca de una novicia que llega a un convento en Italia y acaba involucrada en un oscuro ritual que, digamos, dista mucho de las creencias católicas. A esto súmenle que el filme no sobrepasa los 90 minutos y esto es puro euro-trash horror movie heaven.
Por último, esta mañana vi Godzilla x Kong: The New Empire, y ya que estoy bajo embargo hasta el jueves, me limito a decir que la encontré absurda, divertida y tontísima, todo lo que un largometraje con monstruos gigantes enfrentados en el equivalente a devastadoras e inmensas peleas de lucha libre debería ser. Es el total opuesto a Godzilla: Minus One, y esa es parte de la magia de las películas de Godzilla: pueden ser múltiples cosas, y esta es sobre entrarse a golpes con otros titanes.
Antes de despedirme, los dejo con el más reciente episodio de Los Criticones en el que hablamos de Ghostbusters: Frozen Empire, reaccionamos al tráiler de Beetlejuice Beetlejuice y conversamos acerca de las películas ochentosas que quisiéramos ver rehechas, “rebooteadas” o continuadas.
También quisiera dirigir su atención a esta serie de vídeos que encontré tan fascinante como reveladora. No sé si se han dado cuenta, pero últimamente en Hollywood hay esta “guerra” en contra el CGI, como si las gráficas computarizadas fueran la razón por la que tantas películas resultan ser tan malas. Tal parece que los estudios vieron la reacción a Quantumania y The Flash y lo único que entendieron fue que “CGI = BAD”, pero sabemos que eso no es cierto. Esas dos películas son pésimas por múltiples otras razones adema de sus terribles efectos digitales, pero la campaña en contra de esta tecnología ha llegado a tal nivel que ahora están hasta borrando los blue screens del material behind the scenes para vender la idea de que todo se hizo con efectos “prácticos” sin CGI. Vean lo vídeos. Están bien buenos.
Gracias por leer y mantenerse suscritos a este boletín. Espero poder reencontrarme con la musa y no perderme tanto en abril. Vienen par de estrenos que tengo muchas ganas de ver, como Monkey Man, Love Lies Bleeding, Challengers y Civil War. El jueves 4 arranca el Festival de Cine Español en Fine Arts y los insto a hacer todo lo posible por ir a ver Cerrar los ojos, de Víctor Erice, uno de mis filmes favoritos del 2023.