"Sisu" y "The Mother": una de cal y otra de arena
Esta semana tenemos dos filmes de acción que no esconden sus influencias, pero solo uno sabe cómo usarlas para su beneficio.
Ayer pude darme el gusto de hacer algo que ya casi no puedo hacer: ir al cine un día entre semana a la primera tanda. Mis funciones favoritas eran las de las 10:00 a.m., entre lunes y miércoles, con el cine mayormente vacío. Ver películas con la sala llena, como recientemente lo hice con Guardians of the Galaxy Vol. 3 o Evil Dead Rise, puede ser algo chévere, incluso memorable, pero SOLO si el público sabe comportarse (en ambos casos mencionados, así lo fue). En mi experiencia, sin embargo, estas lamentablemente son las excepciones, no la regla. Para mi desgracia (y sospecho que la de muchos cinéfilos), la pandemia acabó con las tandas matutinas. Al estas moverse a horarios después del mediodía, como temprano, rara vez puedo ir a las primeras funciones porque me conflige con la hora de salida de mis hijos de la escuela, y en mi casa actualmente compartimos un solo carro, por lo que no hay muchas opciones de dividirse las responsabilidades paternales que requieren de transportación vehicular. Así que se podrán imaginar mi alegría cuando mi esposa y yo salimos temprano de un compromiso, miramos las tandas y vimos que, no solo había una película que empezaba exactamente a las 12:00 p.m., sino que duraba tan solo 91 minutos, algo que también se ha convertido en una rareza en estos tiempos en los que no parecen bajar de 2.5 horas y la inmensa mayoría no lo ameritan.
No es normal que yo vaya a ver un filme sin saber prácticamente nada de él, especialmente cuando se trata de un estreno comercial, pero así fue que entré a ver Sisu. Ni el tráiler había visto. Lo poco que sabía provenía de reacciones que leí en Twitter, comentarios en Letterboxd, y el póster. Me bastaba con saber que era de un tipo matando nazis y, tal como expresé en redes sociales tras verla, a veces uno simplemente está en el mood para ver una ficticia masacre de fascistas (últimamente, con el resurgimiento de estos monstruos reales, el mood es más recurrente). Digamos que salí plenamente satisfecho del cine. De originalidad, la película no tiene mucho, y de profundidad, aún menos, pero ¿de pura y macabra diversión? Cubetas y cubetas de sangre y vísceras.
La hija hipotética de Sergio Leone y Quentin Tarantino, Sisu se desarrolla en el equivalente al Fury Road de George Miller si esta estuviese ubicada en Escandinavia. El largometraje finlandés -que se exhibe actualmente en los cines y estará disponible en VOD el próximo martes, 16 de mayo- gira en torno a un viejo prospector finlandés que, tras encontrar una pequeña fortuna en oro, es perseguido por un escuadrón de nazis durante la Segunda Guerra Mundial. La trama básicamente empieza donde The Good, the Bad and the Ugly termina, y su protagonista, “Aatami Korpi” (Jorma Tommila), dice menos palabras que el Man with no name de Clint Eastwood, pero al igual que este, esconde unas letales destrezas, algo que los nazis no saben, pero rápidamente descubren.
El director y guionista Jalmari Helander no esconde sus influencias. Al contrario, las resalta prominentemente para que sepamos de dónde viene y a quién está rindiendo tributo. La narrativa se divide -para mí, innecesariamente- en capítulos tarantinescos, escritos en pantalla en gigantescas fuentes amarillas setentosas. El protagonista es, en esencia, un “one-man” Inglourious Basterds, mientras que la banda sonora evoca las campanas, guitarras eléctricas y arreglos corales del maestro Ennio Morricone que figuraron en los clásicos spaghetti westerns de Leone. Existe una línea muy finita entre calcar y homenajear, y Helander camina muy bien sobre ella. Los guiños a los trabajos de sus ídolos son un “feature, not a bug” que contribuyen a la experiencia. El libreto hace un buen trabajo de ir revelando los secretos del personaje principal poquito a poco para ir elevando su status como leyenda, y Tommila lo interpreta como todo un “badass”. No es un GRAN secreto y es súper fácil adelantarse a las revelaciones, pero no le resta nada al entretenimiento. Esta es una película para ver nazis siendo descuartizados de maneras muy ingeniosas. A veces es tan fácil como complir con lo prometido para satisfacer al espectador.
Hija/o de letal asesina/o es secuestrada/o: The Movie
En el espectro opuesto a Sisu, tenemos a The Mother, cuando lo trillado y genérico es solo eso, la clase de filme que estábamos acostumbrados a recibir “direct-to-video” y que ahora llega “direct-to-streaming”. Ustedes los conocen, chatarra que parece dirigida por AI y escrita por un algoritmo, tales como The Gray Man o la reciente Ghosted, con Ana de Armas y Chris Evans, que ni pude terminar de ver. La más honesta definición de “contenido”, pues está hecho solo para llenar espacio en un app.
Bajo la dirección de Niki Caro (Whale Rider, Mulan) y con la actuación estelar de Jennifer López, The Mother es la enésima iteración de la vieja y probada historia de una letal asesina cuya hija es secuestrada por una organización criminal y ahora debe rescatarla. Taken, Kill Bill, The Long Kiss Godnight, etc. Los ejemplos son múltiples y los mencionados son infinitamente superiores. El guión coescrito por Andrea Berloff, Peter Craig y Misha Green no trae absolutamente nada nuevo a la mesa, y eso no es inherentemente malo cuando el estilo se impone sobre la sustancia, pero ese tampoco es el caso.
Mientras Caro realiza un trabajo encomiable con las secuencias de acción, la trama está pobremente estructurada, especialmente durante la primera mitad, cuando conocemos a la anónima “Mother” (López), una ex soldado estadounidense, francotiradora, que tras cumplir con varias misiones en Afganistán, encuentra un trabajo más lucrativo ayudando a dos traficantes de armas (Gael García Bernal y Joseph Fiennes) a mover mercancía ilícita alrededor del mundo. Cuando esta los traiciona, se convierte en blanco de su venganza, y al verse no solo embarazada, sino arrestada por el FBI, la mujer acepta un acuerdo que la obliga a ceder la custodia de su hija y colaborar con las autoridades. Ese es el prólogo. De ahí saltamos a un rebuscado culebrón con saltos de tiempo, reclamos de paternidad, triángulos amorosos, secuestros, rescates y más secuestros y rescates, hasta aterrizar en un prolongado tercer acto que resulta más efectivo, pero para ese entonces el aburrimiento ya se ha asentado y el interés es casi nulo.
Las actuaciones van desde las pasables hasta las risibles. López está… ¿OK? No hay nada que criticar de su estoica y física interpretación, pero tampoco hay nada que celebrar. Simplemente es, y funciona dentro de los parámetros de este género y personaje. En el extremo opuesto están las breves apariciones de García Bernal y Fiennes, clichosas por demás, como el malhechor latinoamericano y el desfigurado villano, respectivamente. En algún punto entre medio, se encuentra la novata Lucy Paez, como la hija adolescente, en un papel tan superficialmente escrito que parecería que su única dirección fue hacer de una “teenager caprichosa, engreída e insoportable”.
The Mother estrena mañana en Netflix. Esperen el vacuo comunicado de la compañía, jactándose de cuántos millones de minutos fueron vistos de ella alrededor del mundo, en los próximos días.