“The Morning Show” y “See” marcan un débil debut para Apple TV+
Dos de las principales series del nuevo servicio de “streaming” tropiezan en sus primeros episodios.
Este próximo viernes, 1 de noviembre, Apple lanzará su nuevo servicio de “streaming”, Apple TV+, capitaneado por un puñado de costosas series -el presupuesto por episodio de alguna de ellas fluctúa entre los $15 y 17 millones- repletas de mucho poder estelar. Jennifer Aniston, Steve Carell y Reese Witherspoon protagonizan la tragicomedia The Morning Show, mientras que el mismísimo “Aquaman”, Jason Momoa, figura como el actor principal del show postapocalíptico See. Con una mensualidad de $4.99, el gigante tecnológico de la manzanita blanca está apostando a que usted pagará por otro servicio de “streaming”, así se sea para tan solo probarlo y ver “que es la que hay”, pero incluso con el incentivo de uno de los precios más baratos que actualmente existe en cualquiera de estas plataformas, los primeros capítulos de ambas series no invitan a renovar la suscripción en diciembre.
Ciertamente ambos programas exhiben su exorbitante costo de producción en cada uno de estos capítulos. En el caso de The Morning Show, gran parte de esos $15 millones seguramente se van en los salarios del elenco. Aniston y Witherspoon devengan $2 millones respectivamente de cada uno de ellos, y la dirección de Mimi Leder -quien dirigió mucho de los mejores episodios de la magistral The Leftover- hacen que todo se vea con el característico resplandor de un prestigioso drama de esta era moderna de la televisión. Sin embargo, la introducción a este show termina siendo temáticamente turbia, narrativamente insegura y hasta un tanto cobarde a la hora de abordar su tema principal: las dinámicas de poder y los conflictos de género en un lugar de trabajo en la era del #MeToo.
Aniston y Carell interpretan a “Alex Levy” y “Mitch Kessler”, la pareja de anclas de un programa matutino que se ve sacudido por un escándalo similar al de Matt Laurer -el coanfitrión de Good Morning America que fue despedido tras ser acusado de conducta sexual inapropiada por una empleada de NBC- que acaba con la salida del “Mitch” y con “Alex” teniendo que dar la cara ante las cámaras. El conflicto de estos capítulos iniciales gira en torno a cómo ella lidia con la crisis y lucha por aferrarse a su puesto, mientras los ejecutivos del canal aprovechan la coyuntura para intentar sacarla. Es aquí donde entra el personaje de Witherspoon, “Bradley Jackson”, una reportera “problemática” -entiéndase por esto, que expresa sus opiniones apasionadamente- que se hace famosa cuando un vídeo en el que aparece gritándole a un ciudadano (TODOS los actores principales gritan y sobreactúan en esta serie, verbalizando las motivaciones de sus personajes) se hace viral y la traen para reemplazar a “Mitch”.
“Yo creo en todo. Siempre veo ambos lados”, se jacta “Bradley” cuando es increpada por “Alex” sobre sus inclinaciones políticas, y su respuesta pone el dedo justo en el problema: esto es un programa sin dirección ni convicción, tan imparcial en su manejo del delicado tema y con tanto miedo a ofender a miembros del público que al final acaba siendo acerca de nada en específico. Durante los tres episodios que Apple proveyó a la prensa, se le concede bastante tiempo a mostrar la frustración de “Mitch”, quien no niega lo que hizo y se canta la víctima con frases como “¿En qué momento abrazar a alguien se convirtió en un pecado?”, mientras que de la mujer que lo acusa tan solo vemos un celaje y jamás se escucha su lado de la historia, un pésimo inicio para un drama que aspira a ser relevante en estos tiempos. Todo lo contrario. The Morning Show se siente anticuada, algo que fácilmente pudo estrenar en cualquier cadena de Estados Unidos veinte años atrás. Una mezcla de la película Morning Glory y la serie de HBO, The Newsroom, sin la pluma de Aaron Sorkin.
¿“See”? Más bien, “ZzzZzzzZz”.
Al igual que The Morning Show, la nueva serie de Steven Knight -creador de Peaky Blinders- se VE muy bien. La dirección de Francis Lawrence (The Hunger Games: Catching Fire, I Am Legen) aprovecha al máximo los preciosos paisajes canadienses de Vancouver para sumergir al espectador en este mundo postapocalíptico en el que un virus arrasó con la mayoría de la población y, aquellos que sobrevivieron, perdieron la vista. Han pasado muchos años -quizás siglos- desde que la última persona vio el mundo, tanto así, que los humanos que han regresado a convivir como tribus predispuestas a las supersticiones, considera el sentido de la visión una herejía, señal de se trata de un brujo o bruja.
Jason Momoa encarna a “Baba Voss”, el líder de los “Alkenny”, una tribu nómada que huye del ejército de la reina “Kane”, interpretada por Sylvia Hoeks, la villana de Blade Runner 2049 que aquí, una vez más, ofrece una actuación extrañamente cautivante. Es una lástima que no haya más de ella durante la introducción. “Kane” anda persiguiendo a los gemelos de un falso profeta -cuya esposa está siendo protegida por “Baba Voss”- y quienes nacieron con los ojos intactos, pero ambos deben ser escondidos del mundo hasta que cumplan 12 años.
Los primeros tres episodios forman un extenso y tedioso prólogo que fácilmente se pudo haber resumido en un solo capítulo. El desarrollo de este mundo -sus reglas, costumbres e idiosincrasias- mantienen el interés, pero solo hasta un punto. La acción es poca, un tanto accidentada y exige ignorar la verosimilitud, ya que a pesar de que la población entera es ciega, tienen la puntería de francotiradores, como si cada uno los guerreros fueran todos unos “Zatoichis”. El tercer capítulo termina donde la historia parecería que finalmente se va a poner interesante, pero hasta ese momento, See es lo que en buen español se le conoce como “un suero de brea”.
El estreno de ambas series este próximo viernes apuntan a un problema mayor dentro de Apple, una de múltiples compañías actualmente empeñadas en tener su propio servicio de “streaming”, que parecería pensar que la manera correcta de cumplir con esa meta es gastar millones de dólares y que salga lo que salga. Sin embargo, su entrada a esta contienda no es comparable a la de Disney, cuya plataforma se lanza el próximo 12 de noviembre, pero cuenta con un amplio catálogo de series y películas además del nuevo contenido original. Apple tiene solo esto, los dos programas aquí reseñados y seis más que estarán disponibles este viernes. Las críticas de estos otros tampoco han sido muy favorables -y estaré compartiendo la mía esta misma semana-, pero si los shows no consiguen conquistar a los espectadores, Apple TV+ no tiene nada más para ofrecer por $4.99 al mes. Y en tiempos cuando hay tantos servicios luchando por retener la lealtad de la audiencia, hace falta más que “star power” para triunfar en los “streaming wars”.