“The Protégé” muestra la cara buena del cliché
Maggie Q interpreta a una asesina en este trillado pero efectivo largometraje del director Martin Campbell.
“Cliché” no tiene que ser una mala palabra, como tan bien demuestra The Protégé. El nuevo largometraje del director Martin Campbell podrá ser la enésima versión de La Femme Nikita, pero es una buena variación de esa película de Luc Besson de 1990. Los clichés pueden ser reconfortantes o, incluso, sentirse frescos, especialmente cuando para ver filmes como este ya casi no podemos depender de los estudios para que los produzcan. Hace treinta y pico de años, nombres como Scott Adkins, Joe Taslim e Iko Uwais habrían figurado en los créditos de las mayores ofertas de acción de la pantalla grande; hoy, es necesario recurrir a las plataformas de streaming para ver lo mejor del género. Así que “bravo” a Lionsgate por darle luz verde a este proyecto que llega hoy a los cines.
Casualmente, la protagonista Maggie Q interpretó el papel principal de la adaptación televisiva Nikkita a finales de los 90. La actriz de ascendencia vietnamita entrenó bajo la tutela de nada más y nada menos que Jackie Chan, así que eso debe decir algo acerca de sus destrezas. El director de Casino Royale y The Mask of Zorro las aprovecha al máximo, ya que Maggie Q realiza la mayoría de sus stunts, que incluyen caer desde cuatro pisos de altura y desplegar sus habilidades para las artes marciales en secuencias de acción nítidamente coreografiadas. Y en lo que respecta a sus dotes histriónicas, la artista se va de tú a tú con Samuel L. Jackson y Michael Keaton sin tener que alzar la voz.
Maggie Q es “Anna”, una asesina que fue rescatada cuando niña por el sicario “Moody” (Jackson) y entrenada por este en el negocio, podríamos decir, “familiar”. Cuando su padre postizo es brutalmente asesinado, pues usted seguro sabe lo que ocurre cuando a un pupilo le matan a su maestro: juran venganza. Esto coloca a “Anna” en un peligroso camino que la llevará a enfrentarse a “Rembrandt”, sí, otro diestro asesino con quien se involucra en un seductor juego del gato y el ratón. El libreto de Richard Wenk tiene varias lagunas y a veces es más rebuscado de los necesario, pero la acción funciona y el elenco se encarga del resto.
El casting de The Protégé es uno de sus mayores atributos. Jackson es Jackson, y aún con lo poco que sale su personaje, es capaz de dejar una impresión en cuestión de minutos. Por algo lo pusieron a hacer cameos en tantas películas de Marvel. Es Sam Fucking Jackson. Mientras, Keaton apenas necesita palabras para hacerse sentir. Le basta con una o dos líneas para hacer ver a “Rembrandt” como el “viejito” sexy más letal del mundo, capaz de ser tan siniestro como atractivo. La película, sin embargo, le pertenece a Maggie Q, quien se apropia del arquetípico papel de la “asesina silente” para marcar su presencia a través de lenguaje corporal, miradas frías y -por supuesto- puños y patadas.
Y no hay mucho más que decir y no se la voy a sobrevender: The Protégé no reinventa la rueda, simplemente la pone a rodar muy bien, y a veces uno de los mayores placeres que puede brindar el cine es recordarnos por qué todos estos clichés han continuado siendo efectivos por tantos años. Si quiere ver una sólida película de acción, como aquellas que salían mensualmente tres o cuatro décadas atrás, aquí la tiene.