“Freaky Friday” y “Friday the 13th” se ponen “Freaky”
La combinación de ambas películas -y sus respectivos subgéneros- producen una de las mejores comedias de horror de los últimos años.
Nota del autor: “Freaky” fue vista por este servidor a través de un enlace para propósitos de esta reseña. La película se exhibe actualmente en los cines. Si usted decide asistir a una sala a verla, por su salud y la de sus seres queridos, por favor revise las guías y recomendaciones de los expertos en salud acerca de los espacios cerrados y siga las medidas de salubridad de los respectivos teatros.
Las comedias de horror requieren de un delicado balance con el que muy pocos cineastas logran dar adecuadamente. Es raro encontrar una que contenga partes iguales de risas y vísceras, y las mejores películas de esta índole surgen cuando ambos géneros se mantienen en una constante y reñida lucha por supremacía. En los pasados años, el director y guionista Christopher Landon se ha dado a conocer por atreverse a experimentar con esta receta, agregándole otro ingrediente al caldero sacado de premisas de otros filmes. Con Happy Death Day (2017), combinó el bucle de tiempo de Groundhog Day con el típico slasher movie, y hoy regresa con Freaky, otra divertidísima fusión de subgéneros que parte de la pregunta ¿qué pasaría si Friday the 13th tuviera un bebé con Freaky Friday?
La respuesta es tan absurda como usted podrá imaginarse, pero eso es parte de su encanto. Las cintas de body-swap siempre parten de lo irracional y su principal atractivo es ver a actores y actrices alternando roles, ya sea intercambiando géneros, edades o -incluso- especies. En el caso de Freaky, el cambio de cuerpos se da entre una adolescente y un asesino en serie cuando este la apuñala con una daga mística y ahora ella tiene 24 horas para tratar de revertir el hechizo. Pero no basta con tener una idea original, hay que saber ejecutarla, y en eso esta producción no falla, comenzando por el casting de Kathryn Newton y Vince Vaughn como la pareja protagónica, la high schooler “Millie” y el imponente “Barney”, mejor conocido como el notorio “Blissfield Butcher”. Y si usted ya se está riendo con la imagen de Vaughn, un corpulento hombre de 6 pies y 5 pulgadas de estatura, interpretando a una tímida e insegura chica de 17 años, esta es una película que debería añadir a su “watchlist”.
Sin embargo, las actuaciones tanto de Vaughn como de Newton no se limitan a lo más obvio. No se trata de que él meramente hable en un tono de voz más agudo ni de que ella haga lo propio a la inversa, dejando todo en la más burda mofa. Ambos claramente se han estudiado mutuamente, adoptando los manierismos del otro, así como su lenguaje corporal y -en el caso de Newton- hasta la semejanza en la mirada. Ella resulta tan eficaz como una fría psicópata como él haciendo de una teenager que atraviesa las típicas “crisis” de la edad, tales como un crush que mantiene en secreto y roces con su madre y hermana. El libreto, coescrito por Landon y Michael Kennedy, les brinda el material necesario para incluso alcanzar momentos de introspección y catarsis emocional a través de escenas que lo mismo provocan empatía que las mayores carcajadas. La trama no está exenta de clichés, particularmente el hecho de que los mejores amigos de “Millie” son un muchacho gay y una muchacha afroamericana y, por ende, tienen pocas probabilidades de acabar la película con vida, pero el guión se encarga de abordarlos desde temprano y consigue que estos personajes secundarios trasciendan sus respectivos arquetipos.
Hasta ahora, todo esto pinta a Freaky como una muy buena comedia, pero ¿qué hay del horror? Los fans del gore no tienen por qué preocuparse, pues Landon y su equipo de efectos especiales no se olvidaron de nosotros y apelan a nuestro morbo con unos tremendos kills que tiñen la pantalla de rojo. Hey, no nos juzguen. Es parte del entretenimiento. Es una verdadera pena que este largometraje no pudiese estrenar en tiempos mejores y verse en una sala llena a capacidad para gozarse cada uuuuhhh y aaaahhh que exclamamos cada vez que cae otra víctima, pero bueno, me apresuro a terminar esta reseña antes de cerrarla en una nota amarga. Freaky es un vacilón que no escatima en el horror. Otro gran acierto para Jason Bloom y su casa productora Bloomhouse Productions que prácticamente se ha quedado con el negocio de hacer filmes por poco dinero y generar mucho a cambio. La taquilla no estará a su favor en estos momentos por lo que está pasando, pero de aquí fácilmente despunta una secuela o dos que sí podremos ver colectivamente.