"Justice League" presenta un lavado de cara
La colaboración entre los directores Joss Whedon y Zack Snyder produce resultados mixtos.
Hay que dársela a Warner Bros. y al equipo creativo detrás de las más recientes adaptaciones de DC Comics: están escuchando y están tratando. Luego de tres rotundos fracasos –críticamente hablando, porque Man of Steel, Batman v Superman y Suicide Squad hicieron buen dinero en la taquilla- este, quizás, podría ser su año de redención. Wonder Woman es uno de los mayores éxitos comerciales del 2017, las reseñas estuvieron de su lado y ahora incluso impulsa una campaña para aspirar (pienso yo, ilusamente) a las nominaciones al Oscar. Sin embargo, los laureles de ese blockbuster recaen mayormente sobre los hombros de la directora Patty Jenkins y la protagonista Gal Gadot. Con Justice League, la historia es distinta, y la necesidad de probarse, aún mayor.
Justice League debería verse como un avance. Las dos horas de duración la hacen menos latosa, y el nivel de entretenimiento es lo suficientemente elevado como para ignorar lo que no funciona.
Los ojos ahora se colocan sobre este junte de superhéroes que millones de fanáticos han querido ver en el cine desde que veían los Super Amigos en televisión. La mirada, naturalmente, es una cargada de escepticismo. Zack Snyder regresa a la silla del director y Chris Terrio a la redacción del libreto, aunque esta vez con la ayuda de la pluma de Joss Whedon, quien también dirigió algunas escenas. Los estilos de Snyder y Whedon no podrían ser más opuestos –el primero prefiriendo la seriedad extrema y el segundo conocido por el entretenimiento más liviano-, por lo que existía la gran incógnita acerca de cómo iba a funcionar esta relación en pantalla. ¿La respuesta? Una yuxtaposición entre la estética de Snyder y el tono de Whedon, con buenos momentos esparcidos equitativamente entre lo genérico y lo olvidable.
La comparación más directa es similar a ver cuatro o cinco episodios de la serie animada de Justice League: colorida, liviana y divertida. Usted dirá, “¿color? ¿En una película de DC?” Increíble, lo sé, pero no miento. Las imágenes de Snyder continúan apoyándose de lo digital, los “green screens” y la cámara lenta, pero esta vez parece haber elevado la configuración de “Color” en el televisor al 100%, consiguiendo una sobresaturación que contrasta con sus dos filmes anteriores. Este cambio estético va a la par con el guión, que parece existir en otra Tierra dentro del multiverso cinematográfico de DC Comics, pues no se asemeja a la de Man of Steel y mucho menos a la de Batman V Superman. Como “trilogía”, no hay una cohesión visual ni tonal.

El guión de Terrio y Whedon reemplaza la pesadumbre de esos dos largometrajes por diversión, ligereza y comedia. Sí, comedia. Hay chistes, algunos dirán que demasiados, especialmente cuando no todos dan gracia. Sospecho que esto molestará a los que defendían la “madurez” (¡ja!) de estas películas versus las de Marvel. Resulta difícil asimilar los reproches de un grupo de espectadores insatisfechos sin impactar al otro, lo cual levanta la pregunta de hasta qué punto se debe reaccionar a las críticas sin comprometer la identidad propia, pero la verdad es que a este nivel de producción, estos productos –sí, productos- se hacen por comité, y la meta es apelar al mayor número de personas para generar más ingresos. Ni aquí ni en Marvel hay espacio para el cine de autor.
Partiendo de esta premisa, Justice League debería verse como un avance. Las dos horas de duración la hacen menos latosa, y el nivel de entretenimiento es lo suficientemente elevado como para ignorar lo que no funciona. El tono también abona a esto, ya que el no tomarse tan en serio abre las puertas a disfrutarse el escapismo y dejarse llevar por la simpleza de otra historia más de justicieros encapuchados. No existe tal cosa como suspenso. Se sabe todo lo que pasará cinco escenas antes de que ocurra. El atractivo es verlo ocurrir con la esperanza de que, al menos, se vea “cool” y estilizado, y Snyder –si de algo sabe- sabe de eso.
La idea de este Superman como un “símbolo de esperanza para la humanidad” jamás ha sido debidamente establecida ni desarrollada en esta serie.
La historia continúa un tiempo después de los hechos de BVS, con Batman (Ben Affleck) investigando la aparición de unos insectos alienígenas en Ciudad Gótica. Las criaturas resultan ser los soldados de Steppenwolf, un viejo semidios, destructor de planetas, con nombre de banda de rock ochentosa, por lo que Bruce Wayne se ve obligado a buscar ayuda de otros humanoides con poderes para combatirlo. Gal Gadot regresa como Wonder Woman mientras que Jason Momoa, Ezra Miller y Ray Fisher hacen su debut como Aquaman, Flash y Cyborg, respectivamente. Aunque la corta duración limita el tiempo de introducción para cada uno de los nuevos personajes, el libreto lo hace funcionar, con Aquaman y Cyborg quedando más al margen y Flash llevándose la mayor atención como el “comic relief” del equipo.
No es un secreto que Henry Cavill retorna como Superman, pero los detalles de su resurrección sí me los reservo. Como fanático y crítico, ya hice las paces con el hecho de que esta versión del personaje no es para mí, pero aun así su regreso resulta apresurado y, más que eso, accidentado. La idea de este Superman como un “símbolo de esperanza para la humanidad” jamás ha sido debidamente establecida ni desarrollada en esta serie. Al contrario, mayormente se le considera una amenaza para el planeta, y la manera como ahora se intenta reescribir no solo cómo es visto en este universo sino el carácter del personaje, no engrana con el resto de la trilogía. ¿Este Superman haciendo chistes? ¿Más de un chiste? Hasta Cavill se nota incómodo haciéndolo, y no solo por el hecho de que su rosto fue alterado digitalmente para borrarle el espeso bigote que lucía cuando tuvo que regresar al set para filmar escenas adicionales. Es un efecto verdaderamente mediocre.
Justice League, en general, es como este Superman: un intento por mostrar un lavado de cara, un nuevo acercamiento por parte de los involucrados a esta clase de entretenimiento masivo. No todos los cambios dan buenos resultados, pero ciertamente el futuro de las películas de DC Comics luce un poco más prometedor, o cuanto menos apunta a que pudiese ser más llevadero.