“Free Solo” muestra la increíble hazaña de Alex Honnold
El documental de National Geographic compite actualmente por el Oscar al mejor documental del 2018.
Uno de los momentos más estresantes del documental Free Solo ocurre cuando un pájaro aparece de la nada y vuela demasiado cerca del protagonista, el alpinista Alex Honnold. Ni él ni el filme se detienen a considerar el riesgo implícito en este encuentro cercano con un ave, algo que por sí solo no representaría peligro alguno, al menos que este se dé a miles de pies de altura mientras Honnold se mantiene pegado a la áspera superficie de una montaña como un verdadero hombre-araña. Cabe mencionar que el hombre de 31 años lo hace sin cuerdas, anclajes ni cualquier otro tipo de equipo de seguridad que pudiese salvarlo de la muerte en caso de una caída.
En el 2017, Honnold fue la primera persona en escalar de esta descabellada manera la monumental formación rocosa conocida como El Capitán, localizada en el parque de Yosemite (California), y el filme de los directores Jimmy Chin y Elizabeth Chai Vasarhelyi -nominado al Oscar al mejor documental del 2018- estuvo ahí para capturar su impresionante hazaña que actualmente se exhibe en las salas IMAX de Plaza Carolina y Montehiedra. La inmensidad de la pantalla característica de este formato contribuye considerablemente al sentido de inmersión que coloca al espectador a 3,000 pies de altura mientras observa a Honnold desafiar la muerte. Y el hecho de que usted sepa de antemano que él logró conquistar la imponente pared vertical no le resta en lo más mínimo a la tensión que se apodera de uno en la sala.
El documental sigue a Honnold de camino a cumplir su sueño, exponiendo su entrenamiento que obviamente incluye lo físico, pero lo más fascinante es observar su preparación mental. Antes de atreverse a escalar sin soga la montaña, el hombre lo hizo varias veces con una cuerda de seguridad, estudiando cada centímetro de la ruta, limpiando pedacitos de roca con un cepillo de dientes, cayéndose una y otra vez de las partes más difíciles y anotando en una libreta hasta la más minúscula inclinación que realizaría con su cuerpo a la hora de enfrentarse a El Capitán con tan solo una bolsa de tiza en polvo amarrada a su cintura para mantener sus manos secas. Sus apuntes los estudia a diario, y estos no son tan generales como “mano derecha aquí, pie izquierdo acá”, sino sumamente meticulosos: “índice derecho aquí, pulgar izquierdo acá, pie derecho gira 90 grados hacia el este”. Como diría un popular superhéroe mexicano: todos sus movimientos “están fríamente calculados”.
Más allá de presentar el mayor logro de su vida, la película le dedica parte de su tiempo a explorar el dilema ético que enfrenta esta producción de National Geographic. El director Jimmy Chin lo aborda junto a su experto equipo de camarógrafos, todos conscientes de la alta probabilidad de que ellos terminen grabando la muerte de una persona. A esto se le suma el efecto que sus cámaras tendrían sobre la psiquis de Honnold, cuya concentración pudiera verse comprometida por su mera presencia. También se le da espacio a su relación con su novia, Sanni McCandless, y cómo el intransigente empeño de Alex por arriesgar su vida afecta a la pareja. Para él, el efecto es nulo. Si algo, una mínima molestia, ya que no hay nada ni nadie que lo vaya a hacer reconsiderar su misión. Como Honnold mismo expresa en pantalla, si tiene que decidir entre trepar la montaña y una chica, escogerá la montaña. Esto coloca a McCandless en la penosa posición de aparecer en un documental en el que no recibe el mejor de los tratos por parte del protagonista, pero al final esto solo refleja la frialdad emocional de Alex, quien al ser sometido a una prueba de resonancia magnética, se comprueba que su cerebro no funciona como el de una persona normal.
Ciertamente hay que tener cierto grado de locura para atreverse a realizar semejante gesta, o como bien señala el estudio médico, no tener reacción alguna al peligro inminente. Mientras usted observa horrorizado a Honnold en esa pared de piedra, sujetándose literalmente por la yema de sus dedos, note también la enorme sonrisa que lleva en su rostro. No hay que compartir la fuente de su felicidad para que esta se torne contagiosa.
Free Solo se exhibe exclusivamente en las mencionadas salas hasta el próximo miércoles, 13 de febrero.