“Spider-Man: Far From Home” es más que una secuela: es dos
La nueva película del arácnido superhéroe ofrece una liviana aventura cuyo norte es moldear el futuro del universo cinematográfico de Marvel.
No está fácil ser una película de “Spider-Man” en un mundo post Into the Spider-Verse. La fantástica aventura animada rompió la curva en lo que a filmes de este personaje se refiere y -a seis meses de su estreno- la profunda impresión que dejó, tanto en el medio como en el público, aún está latente. Pero la enorme sombra de esa ganadora del Oscar no es la única que se proyecta sobre Spider-Man: Far From Home. La secuela de Homecoming también tiene que lidiar con las repercusiones de Avengers: Endgame y servir de preámbulo a más de un largometraje futuro. Hay tantos quehaceres internos siendo realizados por Marvel Studios en preparación para lo que sea que vaya a ser el Marvel Cinematic Universe (MCU) en los próximos años, que apenas sobra tiempo para que “Spider-Man” le dedique cinco minutos de su atención a la chica de sus sueños.
“Peter Parker” no es exactamente un pasajero en su propia película, pero casi, y esa frustración se deja ver en el rostro del adolescente (encarnado carismáticamente por Tom Holland) quien -tras ayudar a salvar el universo- solo quiere irse a “janguear” con sus amigos por Europa. Sin embargo, “With great power…”, pues ya ustedes saben. “Spoiler” para el millón de personas que aún no han visto Endgame: “Tony Stark” estará muerto, mas esto no significa que su ausencia no impone una carga sobre la trama de Far From Home. Incluso hay un muy buen chiste sobre esto hecho a través de un acrónimo. La comedia sigue siendo una de las armas más poderosas del personaje y esta no escasea en la película. El vacío dejado por “Stark” debe ser llenado por alguien, y todo el mundo -desde su fiel asistente “Happy” (Jon Favreau) hasta el propio Marvel Studios- piensa que “Spider-Man” es el justiciero indicado, así que espere próximamente el anuncio sobre la extensión del acuerdo con Sony Pictures, dueño de los derechos cinematográficos. Eso o Disney los compra, ya sea los derechos o hasta el mismo estudio. Todo es posible en el imperio de Mickey Mouse y su dominio sobre la taquilla global.
Disculpe la divagación hacia el lado del negocio de estas producciones, pero lamentablemente van de la mano. En un mundo donde las películas tienen fecha de estreno antes que libretos, es imposible ignorar los trámites tras bastidores y cómo estos influyen en el lado artístico de la ecuación. Spider-Man: Far From Home no es tanto una película sino un episodio transicional entre la última y la próxima entrega. No se sostiene por sí sola ni funciona en un vacío. En 20 años, cuando la estén dando en televisión -o transmitida vía “streaming” directo a sus córneas-, tendrá que esforzarse para recordar qué lugar ocupa dentro del arco mayor del argumento. Esa es la gran debilidad de este universo fílmico hiperconectado que tiene más en común con las series de televisión. La última vez que Marvel utilizó una secuela, más para realizar preparativos que para avanzar y expandir la historia, fue en Iron Man 2. Contrario a ese desastre, la que llega hoy a los cines nunca deja de ser llevadera y entretenida, aunque sí se siente diminuta al lado de las susodichas últimas apariciones en pantalla del popular superhéroe.
Aun bandeándose entre tener que satisfacer las necesidades de no una, sino dos secuelas, el director Jon Watts -junto a los guionistas Chris McKenna y Erik Sommers- encuentran la manera de retener lo que hizo de Homecoming una mirada tan fresca del personaje, manteniendo la acción en la adolescencia de “Peter” y mientras cursa por la escuela superior. Tras dejar de existir por cinco años y volver a la vida, el joven comprensiblemente quiere tiempo para él, por lo que deja atrás su disfraz y se monta en el avión. Su única preocupación es poder besar a “MJ” (Zendaya) al tope de la Torre Eiffel, pero “Nick Fury” (Samuel L. Jackson) tiene otros planes. La aparición de unos monstruos elementales y un héroe de una Tierra paralela, obligan a “Peter” a proteger al planeta una vez más, pero luego de la épica batalla contra “Thanos”, la amenaza, así como la hazaña, resulta minúscula.
El largometraje mejora considerablemente en la segunda mitad, cuando Jake Gyllenhaal, como “Mysterio”, tiene mayor libertad para divertirse y relajarse gracias a la manera tan ingeniosa como el clásico villano es introducido en este universo. De hecho, la mejor secuencia gira en torno a este y el deslumbrante uso de sus poderes, plasmados en pantalla a través de fantásticos efectos especiales que pondrán a gozar a los fanáticos de los cómics, ya que recrean cosas que hasta ahora solo habían existido en dos dimensiones dentro de los paneles. Gyllenhaall deja una muy buena impresión en el papel, aun cuando le pudo haber sacado un chin más de haber tenido más tiempo frente a las cámaras y no verse aguantado por necesidad durante los primeros actos.
Lo que sí queda un tanto al margen es el desarrollo de la atracción sentimental entre “Peter” y “MJ”. Conquistarla será su meta, mas no la de la película, y este importantísimo elemento en la historia de “Spider-Man” se ve relegado a un segundo plano a costa de hacer malabares con tantas cosas a la vez. Incluso los amigos de “Peter” tienen mayor destaque que el tímido romance, y es una pena ya que en las escasas escenas que Holland y Zendaya comparten juntos, es posible divisar el buen trabajo que podrían lograr para cimentar esa relación convincentemente.
Quizás en la próxima secuela el enfoque volverá a caer explícitamente sobre “Peter Parker” y no tratará de abarcar tanto material en poco tiempo, como si se tratara de una lista de ítems con los que hay que cumplir para las próximas cintas del MCU. Esto de los universos cinematográficos puede ser sumamente divertido, pero a veces uno solo quiere ver una buena historia autónoma sobre un personaje, sin tener que estar pendientes a cómo una ata con las otras. Algo como Spider-Man: Into the Spider-Verse. Ya sé, ya sé. No es justo compararla con la mejor película de “Spider-Man”, pero ese el mundo en el que ahora vivimos. Spider-Man: Far From Home no estará en esa liga, pero como entretenimiento veraniego -y más en un verano tan flojo como este- es una excusa perfecta para ir al cine.