“Searching” eleva el concepto del thriller digital
La acción de este novedoso filme de suspenso se desarrolla plenamente en las pantallas de nuestro diario vivir.
En Searching nos encontramos con un concepto que no debería funcionar en el cine. De hecho, al leerlo suena insufrible al presentar toda la acción a través de lo que veríamos en la pantalla de una computadora o celular: conversaciones en vídeo por Facetime o Skype, intercambios a través de mensajes de texto en iMessage, check-ins en las redes sociales, reproducciones de vídeos en Youtube y múltiples búsquedas en Google. La primera película que intentó contar una historia de esta manera fue Unfriended en el 2014, pero la ejecución en el estreno de esta semana, por parte del novel director Aneesh Chaganty, es muy superior.
Cuando se piensa bien, ¿por qué debería ser insufrible? Vivimos rodeados de pantallas. Cada hora hacemos conexiones mediante aplicaciones con docenas de amigos, familiares y conocidos. Muchos de ellos probablemente jamás las hemos conocido en persona, quizá ni siquiera escuchado su voz. Ver todos estos programas -que ya son parte de nuestro diario vivir- proyectados en la pantalla de cine se siente totalmente natural, y contribuye enormemente a la efectividad de este cautivante thriller que se centra en la desesperada búsqueda de un padre de su hija desaparecida.
La tensión llega a través de las alertas del teléfono y las notificaciones en el monitor, en los chats que transcurren en la esquina inferior derecha del recuadro y lo que el público ve que el protagonista ignora. Chaganty crea suspenso con acciones tan rutinarias como mover lentamente el cursor hacia un enlace y temer lo que aparecerá en pantalla una vez se cliqueé en él. Dentro de este escenario tecnológico tan familiar, el espectador queda totalmente inmerso en la peor pesadilla de cualquier padre o madre.
John Cho interpreta a “David Kim”, un hombre recién enviudado que un día despierta con varias llamadas perdidas de su hija adolescente, “Margot” (Michelle La). Creyendo que ya se marchó para la escuela, “David” no se preocupa, pero el silencio poco común de parte de “Margot” le empieza a crear sospechas caída la noche. Cuarenta y ocho horas después, la desaparición de la joven es historia nacional, y “David” se ve colaborando activamente con la detective “Vick” (Debra Messing) para tratar de encontrarla, rastreando las huellas digitales que “Margot” pudiese haber dejado en sus redes sociales y cuentas bancarias.
Como es de esperarse con una puesta en escena limitada a estos dispositivos electrónicos, el libreto de Chaganty y Sev Ohanian incurre en ciertas conveniencias para que el caso criminal se conforme a su propuesta. La mayoría de las comunicaciones entre “Vick” y “David” se dan a través de Facetime -algo que dudo que un detective profesional permita- y siempre hay una cámara grabando todo lo que necesitamos saber. Sin embargo, mientras la narrativa avanza a todo galope, saltando de un navegador a otro entre Reddit y Tumblr, nada de esto me pasó por la mente. El misterio está construido de tal forma que uno se siente parte de la investigación, mirando cada rinconcito de la pantalla en busca de cualquier pista que apunte al paradero de “Margot”.
Un último giro inesperado lleva al argumento a su esperada conclusión, aquella que estamos acostumbrados a ver en todo estreno comercial, produciendo un desenlace algo rebuscado, pero estas son faltas mínimas. Para ser una ópera prima, es bastante impresionante. Chaganty llega al cine con algo novedoso que con toda probabilidad se convertirá en una moda, similar a lo que fue el “found footage” a principios de siglo tras el estreno de The Blair Witch Project. Y cuando de aquí a unos años estemos hartos de ver el concepto reciclado hasta la saciedad, siempre podremos mirar para atrás a Searching y admirarla por lo que logró.