“The War with Grandpa” torpedea sus buenas intenciones
El mensaje que quiere llevar la película familiar cae víctima de su pobre sentido del humor.
Nota del autor: “The War with Grandpa” fue provista a este servidor a través de un enlace para propósitos de esta reseña. La película se exhibe actualmente en los cines y algunos drive-in. Si usted decide asistir a una sala a verla, por su salud y la de sus seres queridos, revise las guías y recomendaciones de los expertos en salud acerca de los espacios cerrados y siga las medidas de salubridad de los respectivos teatros.
Las mejores intenciones pueden ser socavadas por una mala ejecución. The War with Grandpa, adaptada del libro homónimo de Robert Kimmel Smith, aspira a contar una tierna y divertida historia acerca de un nieto y su batalla campal con su abuelo, quien se muda a su casa tras enviudar y le quita inintencionadamente su cuarto. Sin embargo, el filme falla a la hora de hilvanar ambas ideas y fracasa en cumplir con las mismas, diluyendo el mensaje que se desea transmitir a través de chistes baratos y personajes llanos.
La llegada de “Ed” (Robert De Niro) al hogar de su hija (Uma Thurman) es vista por su nieto, “Peter” (Oakes Fegley), como una invasión. El problema con esto es que, aunque la cinta lo trabaja de una manera extremadamente liviana mientras ambos cuadran las reglas del juego y pactan amistosamente declararse la guerra, desde el arranque el niño se gana la apatía del espectador. ¿Acaso no acaba de perder a su abuela? ¿No siente pena por su abuelo? No estamos hablando de un menor de cinco o seis años, sino de un preadolescente que, se supone, posea al menos un grado de empatía. Pero no. Las bromas de mal gusto no se hacen esperar de parte y parte, con la diferencia de que las que el chico le hace a su abuelo eran para que este acabase en el hospital, sino en la morgue. Es fácil ver cuál era el objetivo del largometraje, utilizando a Home Alone como un posible norte, pero aquí no se trata de ladrones versus un infante, sino de ataques maliciosos de parte de un nieto.
A estas alturas, De Niro no tiene nada que probar. Tampoco tienen que hacerlo Christopher Walken -quien interpreta a un amigo de “Ed”- ni Thurman. Sabemos lo que pueden dar histriónicamente, así que si quieren trabajar al 5% de su capacidad en películas del montón, están en todo su derecho. Trabajo es trabajo, y este no minimiza sus respectivas aportaciones al imaginario fílmico. En todo caso, quien único tendría que demostrar un aprovechamiento de este elenco lo es la producción en sí misma, comenzando por el director Tim Hill y extendiéndose a los guionistas Tom J. Astle y Matt Ember. Ninguno da el grado. La rudimentaria dirección pudiera perdonársele a un filme de esta índole, pero la pobreza de su comedia ni siquiera le permiten alcanzar un nivel de diversión adecuado. Y esto no lo dice únicamente este crítico amargado, sino los dos niños que lo acompañaron a verla.