“Thor: Love and Thunder” es todo risas, cabras y diversión
El cineasta neozelandés Taika Waititi capitanea otra amena comedia de Marvel.
Las películas de Marvel post Avengers: Endgame continúan estrenando sin un rumbo claro, pero contrario a las otras entregas de la era pandémica del MCU, al menos el director y guionista Taika Waititi aparenta estar consciente de esa falta de dirección y aprovechó su segundo turno al bate para practicar sus mayores fortalezas artísticas: provocar risas y apelar a los sentimientos. Thor: Love and Thunder no será la que reinyectará propósito a esta franquicia ni la que la encaminará hacia su próximo destino, pero tras la insípida Black Widow, la olvidable Shang-Chi, la somnífera Eternals y… lo que sea que fue Doctor Strange in the Multiverse of Fan Service, dos horas de comedia liviana sin complicaciones ni pretensiones son bienvenidas.
La comedia, claro está, es el género más subjetivo que existe. Los sentidos del humor varían enormemente, así que su experiencia con esta secuela podría ser totalmente opuesta a la mía. Supongo que es cuestión de expectativas. Waititi ya había dejado claro cuál sería su aportación al universo de Marvel con Thor: Ragnarok: partes iguales de corazón e irreverencia. Con Love & Thunder, habrá quienes consideren que se le fue la mano con ambas, pero esperar algo diferente de él en una producción tan adversa a libertades creativas -como suelen ser todas las que caen bajo la imponente sombrilla de Disney-, sería entrar a la sala buscando salir decepcionado. Espera poco y, quizá, recibirás algo a cambio, suele ser la mejor práctica con estas películas (y series), especialmente en esta fase post “Thanos” en la que todos los superhéroes andan cada uno haciendo lo suyo sin un fin común.
Hasta el propio “Thor” (Chris Hemsworth) comparte esa misma falta de convicción, y de ahí parte la trama de su nueva aventura, reencontrándonos con él tras una considerable reducción de libras y espíritu. El “Thor” barrigón está out, y el corpulento adonis está de vuelta, para la satisfacción ocular de muchos. Volverse a poner in shape, sin embargo, no le devuelve el sentido a su vida, padeciendo de un corazón roto a raíz de aquella relación que tuvo con la doctora “Jane Foster” y que aquí intentan vendernos como algo más de lo que en verdad fue con el regreso de Natalie Portman. El tímido romance no es el fuerte de la película, pero si algo ha probado este género, es que un buen villano puede limar muchas de las asperezas. Enter Christian Bale.
El actor británico interpreta a “Gorr” y se sirve con la cuchara grande, saboreándose la flexibilidad histriónica que le ofrece el papel para ser siniestro y retorcido. Su historia de origen es, incluso, la que propicia todo el argumento. “Gorr”, conocido como “The Godbutcher” es, pues… su apodo debería decirlo todo, ¿no? Es un extraterrestre humanoide que, tras sufrir las injusticias de su dios, se arma del poder de una legendaria espada y jura matar con ella a todas las deidades del universo. “Thor”, como usted bien sabrá, es un dios nórdico, así que ya sabe por dónde va la cosa. La trama es misericordiosamente simple, para variar, y es algo que funciona a su favor. Waititi la salpica con pinceladas de humor, referencias pop e inclusividad, y lo demás corre en piloto automático, que es como parecería que se hacen la mayoría de estos filmes.
Entre las cosas más sobresalientes del largometraje está la breve aparición de Russell Crowe como “Zeus”. Cómo Waititi logró colar no una, ni dos, sino TRES menciones de la palabra “orgía” en una producción del ultraconservador y puritano Disney, no tengo idea, pero ver a Crowe hacer su mejor esfuerzo por imitar un acento griego y pavonearse desde su púlpito flotante, es un rotundo éxito y quiero más (por favor y gracias). También está la manera como se incluye a los actores infantiles en la acción, que queda chulísimo en el desenlace, y la revelación -literalmente, en el último segundo del filme- del significado detrás del título. Son estos detalles los que denotan el toque especial que trae el cineasta neozelandés a esta clase de entretenimiento. Al final, sin embargo, sospecho que lo que hará la mayor diferencia entre salir complacido o frustrado de Thor: Love and Thunder lo dictará cuán cómica usted la encuentre. Más que ninguna otra película de Marvel, esta ES una comedia, sin el más mínimo tapujo. Si se ríe como un idiota (como yo) cada vez que se topa con algún vídeo de una de esas cabras gritonas, la vigesimonovena cinta del MCU (sí, ya son 29) es para usted. De lo contrario, quizá tenga mejor suerte con la número treinta.