No todo está “awesome” en “The Lego Movie 2”, y ese es el punto
La secuela al éxito taquillero del 2014 no superará a su predecesora, pero es una muy buena continuación.
Por más que nos lo hayan repetido en aquella contagiosa e irónica canción, no todo está “awesome”, y ese es exactamente el punto de The Lego Movie 2: The Second Part. Sin adentrarse mucho en las múltiples maneras de cómo el panorama mundial contemporáneo se diferencia al del 2014 -año en el que estrenó The Lego Movie-, la secuela toma esta noción como punto de partida para interpretar por medio de la comedia y la colorida animación cómo los roles de los géneros se han transformado vertiginosamente en tan solo cinco años, y los infundados miedos que estos cambios representan para aquellos hombres inseguros que padecen de masculinidad tóxica.
El que esta película para niños pueda abordar temas tan complejos sin dejar de ser tierna, entretenida y ridículamente chistosa, es solo la prueba más reciente del enorme talento de Phil Lord y Chris Miller, el dúo creativo más fabuloso que actualmente se encuentra trabajando en Hollywood. Las brillantes mentes detrás de Spider-Man: Into the Spider-Verse se quitan en esta ocasión el sombrero de “director”, pero su divertido libreto hace que esto resulte trasparente, ya que cuenta con la misma frenética energía y agudo sentido del humor que ha distinguido todos sus trabajos, desde la serie animada Clone High hasta ambas entregas de Cloudy With a Chance of Meatballs y 21 Jump Street. A medida que su célebre carrera continúa en ascenso, más en ridículo queda la decisión de Lucasfilm de haberlos despedido de la dirección de Solo: A Star Wars Story, pero me estoy saliendo del tema.
The Lego Movie 2 arranca en un mundo postapocalíptico tipo Mad Max, en el que los recursos son escasos y la concurrida metrópolis compuesta y habitada por los bloques de Lego se ha reducido a un desierto que es tierra de nadie. Sin embargo, el tétrico entorno no ha hecho mella en el dichoso espíritu de “Emmet” (Chris Pratt), el jovial constructor que vive feliz sabiendo que encontró en “Lucy” (Elizabeth Banks) a una mejor amiga y compañera de por vida. El peligro retorna a ellos ante la llegada de la generala “Mayhem” (Stephanie Beatriz), una visitante espacial del “Systar System” que viene en busca de un candidato para casarse con la reina “Watevra Wa’Nabi (Tiffany Haddish), ¿y qué mejor novio que Batman (Will Arnett)? Así que lo secuestra junto a sus demás aliados, pero dejando atrás a “Emmet” al no considerarlo digno.
Como quedó demostrado en la película anterior, “Emmet” no es el típico héroe. Este llega en la forma de “Rex Dangervest”, una clara mofa que amalgama varios de los personajes ultra machos interpretados por el propio Pratt, a quien también presta su voz haciendo su mejor imitación de Kurt Russell. “Rex” se une a “Emmet” no solo para ayudarlo a rescatar a sus amigos, sino para enseñarle cómo ser un “verdadero hombre”, y de ahí parte el conflicto central del largometraje, extrapolado del que se debate paralelamente en el mundo real que -si bien recordará del final de The Lego Movie- se desarrolla alrededor de un jovencito que está jugando con sus Lego y acabó con su hermana menor queriendo participar de la diversión.
Si la secuela no posee la misma chispa de la original, esto se debe en gran medida a que ya no cuenta con el elemento sorpresa. Hace cinco años, la novedad de un filme basado en los populares bloques de construcción daneses se combinó con el hecho de que -sorprendentemente- el producto final fue excelente, para deleitar a grandes y chicos por igual. Cerca del punto medio, sí hay una leve merma en la cantidad de chistes por minuto que la película dispara, pero al final se recupera con un desenlace no solo narrativamente satisfactorio, sino además muy conmovedor. Arnett continúa robándose el show con su interpretación de Batman, y la irresistible dupla que forma junto al personaje de Haddish redunda en el mejor número musical de la cinta.
La enseñanza de The Lego Movie 2 -sin afán de que esta caiga como un sermón o anuncio de servicio público- es que, en efecto, no todo está “awesome”, pero podría estarlo, comenzando con algo tan sencillo como dejar atrás las ideas anticuadas y preconcebidas de los roles de género. ¿Ingenuamente iluso? Quizá para nosotros, los cínicos adultos, pero como padre de dos niños, me consta que estos mensajes están llegando. Y si películas como esta pueden hacerlo a la vez que se ofrecen una buena salida al cine, mejor aún.